Base textual:
Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, Porque tu eres el Dios de mi salvación; En ti he esperado todo el día.
Salmos 25:4-5
Si estudiamos la vida del Rey David podríamos evidenciar que durante toda su existencia paso por momentos de angustia, momentos de soledad, momentos de tristeza y persecución. Aunque durante el transcurso de toda su vida sufrió aflicción, siempre tuvo claro a quien debía acudir en los momentos más difíciles y no solo esto, sino que siempre tuvo seguridad de que sin importar que tan buena o mala fuese su posición, su vida no tendría valor lejos del señor.
Podríamos imaginar no solo que el Rey David tuvo momentos de angustia en su vida, sino que también disfruto de todos los deleites que puede tener un rey en todo su esplendor. Podemos afirmar que David tocó fondo en su relación con Dios al caer en pecado, tocó fondo con su familia al perderlo todo por su transgresión hacía el señor, fue perseguido en diversas ocasiones; Pero también estuvo en un palacio rodeado de lujos, fama, bienestar y comodidad. El rey David probó de lo amargo de la vida, pero también el dulce de la gloria en lo que a lo terrenal se refiere, y nunca encontró sentido lejos de la presencia de Dios. En un momento de angustia, de dolor y desolación nace el Salmo 25 y hoy enfatizamos en los textos 4 y 5, donde el rey David realiza una petición al señor, solicitando que el Señor le muestra el camino, que le enseñe cual es la senda, que lo encamine en la verdad. El rey David se encontraba desorientado sin saber que hacer, hacia donde caminar, que decisión tomar en su vida, así que hace una de las cosas que mejor sabía hacer, y por lo cual es catalogado como "el hombre conforme al corazón de Dios" que es humillarse en un ruego que al parecer es respondido mil años después por el Señor Jesús:
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Juan 14:06
Es curioso, increíble y grandioso que el cuestionamiento de David fuese respondido con una diferencia aproximada de mil años con suma contundencia; Si hoy estás acá leyendo este corto articulo quiero decirte que no es casualidad. La humanidad busca tantas cosas, desgasta su tiempo, energía y aún dinero en la búsqueda de la felicidad fracasando constantemente, sin ningún resultado positivo, quiero decirte que el ser humano tiene una parte espiritual que no puede ser saciada con cosas materiales; la única manera en la que puedes saciar tu sed espiritual es en la fuente que es Cristo el señor. Si no encuentras el camino el Señor te dice Yo soy el camino, si vives sumido en mentiras, traición y tristeza, si has construido tu vida a base de engaños y vives engañándote a ti mismo haciéndote creer que eres feliz por el dinero, el alcohol, las drogas, la fornicación... Y todo tipo de pecado, te presento al Señor Jesús que te dice Yo soy la verdad y para que no quedé duda alguna si quieres vivir bien, vivir de verdad y conocer lo que es vivir con gozo, el señor te dice Yo soy la vida.
Dile al señor: Muéstrame, oh Jehová, tus caminos, él está atento a escucharte y entrar en tu vida y cambiarla por completo, Bendiciones.