13 Oct
13Oct

Base textual:

Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos lo que recibieron la facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y la palabra de Dios, los que no habían adorado ni a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca ni en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

Apocalipsis 20:04

El plan de Dios se desarrolla de acuerdo a su agenda, y de está forma nos lo orienta y nos deja saber por medio de la revelación dada en su palabra, de está manera lo registra en la biblia donde encontramos diversos periodos, dentro de ellos el milenio que tiene diversas características que encontramos reveladas en las escrituras.

El apóstol Juan en la revelación que recibe ve en un espacio de tiempo tronos y luego sobre ellos una serie de personajes que reciben la facultad de ser poseedores de estos tronos con los derechos que esto implica como autoridad, reino, gloria y demás características que posee alguien que tenga la facultad de ser rey, pero esta vez con un esplendor al nivel de Cristo. Una de las características importantes del reino de mil años es que se desarrolla como respuesta a una promesa dada de parte de Dios al rey David por medio del profeta Natán en 2. Samuel 7:16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente. Está promesa dada al rey David por parte de Dios aún no ha sido cumplida,  el tiempo de cumplimiento para dicha promesa será en el milenio establecido por el reinado de Cristo. Otro texto que fundamenta que está promesa contenida en el primer libro de Samuel se encuentra en el libro de Lucas 1:31-33 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado hijo del altísimo; y el señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. En este pasaje del libro de Lucas existe una conversación entre el ángel Gabriel enviado de Dios, con la virgen María madre de Jesús, en donde el ángel le indica como ha concebido el niño que lleva dentro de si, y además le da con lujo de detalles quien es el gran varón que lleva en su vientre.

Otro de los aspectos de estos mil años es que se cumplirá la promesa dada en Apocalipsis 3:21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. Aquellos quienes hemos recibido a Cristo en nuestras vidas, tenemos luchas diarias, entre seguir perseverando y andar bajo la voluntad de Dios,  contra nuestra propia carne, contra nuestra concupiscencia, contra las potestades de maldad, pero hay algo que tenemos seguro, y es que la victoria sobre todos esos factores que nos rodean y que dificultan el caminar con Cristo nos traerán gloria como la de unigénito hijo de Dios, puesto que él nos permitirá participar de su gloria cumpliendo con su promesa. A está época de mil años de reinado de Cristo la precede el juicio de las naciones Mateo 25:31-46 que básicamente es la recompensa a aquellas personas mortales  según su comportamiento durante el periodo de gran tribulación con el pueblo de Israel. Posterior al periodo de mil años se desatará la última gran rebelión de satanás dando como resultado su derrota y posterior condena en el lago de fuego, además del castigo para la humanidad que decide oponerse una vez más a la santa voluntad de Dios. 

En está parte quisiera dar una voz de aliento a todos aquellos que ya están caminando con Jesús y que han sufrido, que están en batallas o que en algún momento del futuro pudieran tener pruebas y dificultades con lo que dice en Romanos 8:17-18 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Así que si ya aceptaste a Jesús en tu vida, eres heredero de Dios, pero una de las condiciones que nos nombra el apóstol Pablo en los dos textos anteriores es que debemos padecer junto con él, de alguna manera para referirnos coloquialmente es que si estamos en las malas con el señor, también seremos participes de su gloria, y además nos indica que lo que podamos padecer no es nada comparado con la recompensa que vendrá. 

Cuando imaginamos a Cristo reinando definitivamente podemos pensar en paz, justicia y un reino inconmovible, lleno de tranquilidad, armonía y amor; también habrá equilibrio natural, una de las consecuencias del pecado del hombre fue la contaminación de la naturaleza a causa de la desobediencia, es así como la tierra se volvió infértil, los animales se volvieron fieros y hubo un desequilibrio natural en toda la tierra; pues todo aquello cambia para los mil años Isaías 11:6-8 Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia domestica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echaran juntas, y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. Así como lo relata Isaías existirá un perfecto equilibrio ya que Dios reinará por completo sobre toda la tierra.

Dios tiene promesas maravillosas para con la humanidad, algunas maravillas de lo que viene para quienes le aceptan están registradas en las escrituras, lo demás es inalcanzable para la imaginación del hombre, no podemos llegar a calcular lo glorioso que es ser un hijo de Dios, ni lo venidero para todos aquellos que perseveren hasta el fin, todos los seres humanos en algún momento falleceremos, pero esto no es lo complejo, puesto que todos debemos pasar por el sepulcro, sin embargo de lo que quisiera advertirte es de la muerte segunda, la muerte eterna, la separación de Dios por toda la eternidad y la condenación, así que para culminar este articulo del día de hoy quisiera presentarte a Jesús que lo aceptarás y tuvieras parte en la primera resurrección Apocalipsis 20:6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con el mil años. 

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